En un inesperado giro de eventos, la detención de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los narcotraficantes más buscados, fue posible gracias a la cooperación del hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán. El jueves, un avión de hélice que volaba hacia la frontera entre Estados Unidos y México aterrizó en un pequeño aeródromo cerca de El Paso, Texas, donde agentes estadounidenses arrestaron a Zambada y a Joaquín Guzmán López.
Guzmán López, el hijo de “El Chapo”, había planificado entregarse al aterrizar, pero Zambada, el septuagenario y legendario traficante, no tenía la misma intención. Según fuentes de Estados Unidos, Guzmán López engañó a Zambada para que subiera al avión, haciéndole creer que iban a ver propiedades inmobiliarias en el norte de México.
La detención de Zambada fue el resultado de prolongadas negociaciones entre las autoridades estadounidenses y Guzmán López. Aunque muchos funcionarios habían perdido la esperanza de que se entregara, se sorprendieron cuando Guzmán López envió un mensaje de última hora informando que llegaría con Zambada.
Un funcionario estadounidense describió la captura de Zambada como “la guinda del pastel”, ya que no se esperaba en absoluto. La operación fue llevada a cabo por el FBI y la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), cuyos agentes interceptaron el avión privado al aterrizar en Texas.
Un trabajador del Aeropuerto Internacional del Condado de Doña Ana, cerca de El Paso, dijo a Reuters que vio el avión aterrizar y a los agentes federales arrestar a los dos individuos de manera calmada.
La inesperada detención de “El Mayo”, de unos 70 años, y su aparente traición por Guzmán López, de 38, ha sacudido el mundo del narcotráfico en México. Esta situación ha generado temores de una violenta disputa interna en el Cártel de Sinaloa entre las dos familias que controlan el grupo.
Zambada, quien cofundó el Cártel de Sinaloa con “El Chapo” Guzmán, se declaró no culpable en un tribunal de Texas de varios cargos, incluyendo empresa criminal continua, conspiración de importación de narcóticos y lavado de dinero. Su abogado, Frank Pérez, afirmó que Zambada no llegó a Estados Unidos voluntariamente.
Guzmán López, por su parte, comparecerá la próxima semana en un tribunal de Chicago, donde enfrenta acusaciones de narcotráfico. Guzmán López es uno de los cuatro hijos de “El Chapo”, conocidos como “Los Chapitos”, quienes heredaron la facción del cártel de su padre.
Las autoridades estadounidenses han enfocado sus esfuerzos en capturar a “Los Chapitos”, presentándolos como los mayores traficantes de fentanilo en Estados Unidos. Esta droga ha sido la principal causa de muerte entre los estadounidenses de 18 a 45 años en los últimos años, lo que ha aumentado la presión sobre los cárteles.
Ray Donovan, exalto cargo de la DEA, señaló que las derrotas sufridas por los líderes del Cártel de Sinaloa se deben en gran medida a su implicación en el tráfico de fentanilo. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebró las detenciones y prometió continuar combatiendo “el azote del fentanilo”.
El arresto de Zambada y Guzmán López pone de relieve la estrategia de las autoridades estadounidenses de negociar con jefes del narcotráfico a cambio de información. Matthew Allen, exagente especial de la HSI, explicó que muchos traficantes optan por entregarse para cumplir su condena y luego disfrutar de su riqueza sin tener que preocuparse por sus rivales o las autoridades.
Esta operación es una radiografía de cuerpo completo sobre la complejidad y la peligrosidad del mundo del narcotráfico, donde las lealtades pueden cambiar rápidamente y las traiciones son comunes en la lucha por el poder y la supervivencia.
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